miércoles, 3 de noviembre de 2010

Profesionales a prueba de todo

Si hay una cosa clara en la más rabiosa actualidad del Club de Fútbol Palencia esa no es otra que las arcas están como una 'patena' de limpias, que la nueva directiva se ha encontrado con una lista de acreedores casi interminable y que jugadores y cuerpo técnico, los que al final dan la cara -e incluso se la parten si hace falta- por el equipo cada jornada, llevan sin cobrar desde que comenzó la pretemporada, allá por el pasado 22 de julio. Algo simplemente indignante.

Parece que el trabajo realizado por Nacho de Fuentes y los suyos desde que llegaran a la presidencia del equipo el 27 de septiembre va a dar sus frutos y que la semana que viene se van a recibir los ingresos provenientes de las instituciones -Diputación y Ayuntamiento- para poder satisfacer, si no todo lo que se les adeuda -tres meses a estas alturas-, una parte.

Con ello se conseguirá, cuando menos, devolver algo de tranquilidad al seno del equipo, que, tal y como han reconocido varios futbolistas y el propio entrenador, comenzaba a tambalearse en los últimos días, ya que, al igual que le sucede a todo hijo de vecino, estas personas -parece que la gente se olvida muy a menudo de este hecho- tienen que afrontar sus gastos y los de sus familias y, en muchos casos, son los únicos ingresos con los que cuentan, con lo que eso comporta.

Vale que estamos en tiempos de crisis, que muchas personas -más de las que deberían- y, por ende, las empresas, están pasando por situaciones similares e incluso peores que la que aquí estoy describiendo, y que no es de recibo que siempre sean las administraciones las que, con el dinero de todos, tengan que sacarle las castañas del fuego a los clubes deportivos -ya no sólo a los de fútbol-, cuando podrían invertirlo en algo más productivo socialmente. De acuerdo con todo ello. Pero no es menos cierto que en el mundo empresarial, cuando se dan este tipo de coyunturas se acuden a los Comités de Empresa, o a los sindicatos, o directamente a la huelga y, aunque casi siempre con más demora de la deseada, los mandatarios de las empresas acaban asumiendo sus respectivas responsabilidades.

Esto no es algo que pase en el mundo del fútbol, al menos en el de los modestos, que es donde nos encontramos. Porque por mucho que a la Asociación de Futbolistas Españoles -AFE- y al Consejo Superior de Deportes -CSD-, por no hablar de la RFEF, que sólo se preocupa por hacer que Villar y sus prebostes sigan manteniendo el tren de vida que tienen y no por defender los valores del deporte y de sus protagonistas, se les llene la boca con palabras y promesas vanas, los culpables de la bancarrota en la que se encuentran una gran mayoría de los clubes de España no asumen ni asumirán nunca sus nefastas gestiones. Pasarán la bola a su sucesor, y este al siguiente, y así hasta el día en el que o bien desaparezca el club y nadie se acuerde de ellos, o alguien con dos dedos de frente -rara avis en esto del fútbol- ponga los puntos sobre las ies -tal y como está haciendo Sandro Rosell con Joan Laporta-.

Precisamente por ello creo más que reseñable, incluso me atrevería a tildarla de ejemplar, la actitud tanto de los 19 integrantes de la plantilla morada, como los miembros del cuerpo técnico -Pepe Calvo, Juanjo y Hugo Arroyo- durante todo este tiempo. No han dicho ni esta boca es mía hasta hace apenas una semana, momento en el que alguna situación ya comenzaba a ser insostenible, y esta inquietud no sólo no se ha visto reflejada ni lo más mínimo sobre el terreno de juego, ya fuera entrenando ya jugando, si no que encima tienen al equipo en séptima posición a tan sólo tres puntos del play-off de ascenso.

Pero lo más lamentable de todo es que esto no es nuevo para muchos jugadores, ya que la temporada pasada se llegaron a dar casos de cinco meses sin ver un sólo euro y abstrayéndose de todo ello dieron el callo las 38 jornadas, clasificándose para la fase de ascenso a Segunda. Es decir, no sólo no saltaron a la palestra para hacer público el problema, cosa totalmente lícita de haber sido así, si no que encima tenían que lidiar día tras día con las dificultades que este deporte acarrea y las derivadas de no poder pagar la letra de la hipoteca, del coche o del piso de alquiler.....

Si esto no es ser profesionales a prueba de todo, sinceramente no sé qué lo será, porque a buen seguro que si nos pasara a alguno de nosotros no sólo pondríamos el grito en el cielo a las primeras de cambio, también nos negaríamos a realizar nuestro trabajo hasta que nos dieran soluciones fehacientes -como ha sucedido en el caso de los mineros-. De todo corazón espero que las palabras de los directivos encabezados por De Fuentes sean reales y pueda saldarse lo antes posible esta deuda.

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