lunes, 29 de noviembre de 2010

Liga de filiales

Hace tan sólo unos días, mientras leía el foro del Club de Fútbol Palencia, me sorprendió encontrar un hilo de conversación en el que se pedía con insistencia la creación de una liga de filiales.

Esa idea, que le ronda la cabeza a más de un aficionado al fútbol modesto, en el que, al menos por el momento, figura el conjunto morado, también ha sido debatida en las más altas instancias del fútbol nacional, en la 'todopoderosa' RFEF presidida por Villar. Aunque en un principio fue apartada de las medidas de actualización del sistema competitivo español, creo que no tardará en volver a saltar a la palestra.

En dicho foro, el principal motivo por el que se pide que se adopte la decisión que en 1999 tomaron en Inglaterra -por cosas como está seguirá siendo referente en el mundo del 'football'-, en la que los equipos 'B' o de desarrollo de los principales clubes de la nación -habitualmente los que juegan en la Premier- disputan una liga paralela a las oficiales -Premier Reserve League o Liga de Reservas-, es porque, siempre desde su punto de vista, desvirtúan y adulteran la competición. Creo que esa afirmación es quizá demasiado exagerada, pero tiene su punto de razón. Me explico.

A todos los equipos, llamesen como se llamen y sean filiales o no, se les presupone siempre que cuando saltan al campo lo hacen intentando dar lo máximo, así como ganar y demostrar a su gente y a sí mismos que siempre se puede mejorar. Por tanto llegar a decir que adulteran la competición me parece demasiado, porque sea el rival que sea el que tengan enfrente, van a intentar lograr los tres puntos y, si no pueden, uno.

Pero no es menos cierto que, en el caso de los conjuntos 'B', dependiendo de las circunstancias que aquejen a su primer equipo, y también de los partidos que estos disputen, la disposición y disponibilidad de los jugadores que lo conforman no es la misma. Vamos, que si Martín Lasarte, entrenador de la Real Sociedad llega el viernes y le dice a Meho Kodro, su colega en el 'B' -con plaza en el mismo grupo que el CF Palencia-, que se lleva a siete u ocho chavales para el próximo partido de la jornada en la Liga BBVA, el bosnio se quedaría en cuadro y, casi con toda seguridad, su once para el siguiente enfrentamiento de Segunda B distaría con mucho del que solemos denominar como 'de gala'. Con esto no queremos decir que los chavales que salgan a jugar no peleen por ganar, ni mucho menos, pero sí que el rival estaría jugando contra el filial del filial, como dijo hace escasas fechas un buen amigo y compañero, y que, a priori -porque la grandeza del fútbol reside en que cualquiera puede ganar a cualquiera-, el nivel va a ser más bajo.

En el lado opuesto a esta opinión estarán aquellos que quieren apoyar a toda costa la cantera como piedra angular de todo proyecto deportivo y piensen que crear una liga de desarrollo paralela no le hace ningún bien porque sesgaría las posibilidades de mejora y crecimiento de los jugadores del futuro. Bien, yo soy, y siempre me he considerado, defensor a ultranza de que todo club que quiera crecer tiene que trabajar el fútbol base al 200%, porque hay mil ejemplos de que este trabajo revierte de forma más que positiva en la dinámica del primer equipo -Ajax, Arsenal, Athletic, Sporting y sobre todo Barça-. Pero al mismo tiempo también creo que equipos como puede ser el Palencia, o los de su misma liga, no tienen porqué 'pagar' el buen o mal hacer de los filiales.

En consecuencia, yo estaría a favor de la creación de una liga de filiales paralela a las categorías oficiales porque si en Inglaterra lleva funcionando ya once años y los resultados de sus secciones inferiores no se han visto afectados, creo que en España, convertida en estos momentos en el paradigma del buen fútbol, no tendría que suponer ningún lastre, al menos a nivel competitivo, ya no me atrevo a decir que tampoco lo supusiera a nivel económico porque su proceloso mundo está lleno de intereses.

Veremos qué nos depara el futuro.

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