martes, 9 de noviembre de 2010

El espejo en el que mirarse

Siempre se ha dicho que las comparaciones son odiosas y puede que sea cierto en la mayoría de los casos, pero desde mi punto de vista hay otros en los que fijarse en cómo hace las cosas el vecino e intentar aplicarlas en tu propia casa puede dar unos resultados más que buenos. Me explico.

Seguro que si preguntáramos entre todos los palentinos aficionados al deporte de equipo sobre cómo gestionarían ellos un club dentro de nuestros límites provinciales, o mejor dicho, en quien se fijarían para dirigir una entidad, la gran mayoría coincidiría en señalar al Club Deportivo Maristas, más conocido en la actualidad como Palencia Baloncesto.

El porqué es tan sencillo como echar la vista atrás, exactamente hasta el 1979. Fue en ese año cuando un grupo de alumnos y profesores del ahora centenario centro educativo se propuso, tal y como se explicita en la web del club "apoyar a los equipos de formación, participando en la mayoría de las competiciones provinciales y regionales". Es decir, que el origen del que hoy se erige como nuestro primer espada en el mundo del balón de piel de sapo no es otro que la cantera, la base de todo proyecto sin duda.

Tras varios años trabajando con chavales, nada más y nada menos que 21, los dirigentes del club, encabezados por el que hoy todavía es su presidente, Gonzalo Ibáñez, consideraron oportuno dar un salto de calidad al club, salto que, al mismo tiempo, sirviera para que esas bases tuvieran la posibilidad de seguir jugando al baloncesto más allá de la edad escolar.

Esa decisión no fue otra que inscribir un equipo en la liga EBA, la cuarta categoría del basket español con el único objetivo de no descender y enganchar de nuevo a la afición palentina, que desde que el Caja Palencia de Porfi Fisac y Gustavo Aranzana pasara a mejor vida no disfrutaba de un equipo en una categoría nacional. Una vez conseguido ese objetivo, con un plantel prácticamente formado por jugadores locales -Teo Aguirre, Javier San Segundo, Álvaro Maté-, y dirigidos por un tándem también 100% palentino -Luis Pinela y Toño Llamas-, Ibáñez y los suyos continuaron dando pasitos hacia adelante, temporada tras temporada, pero pasitos siempre controlados y calculados, con el apoyo de la afición y de la cantera, que crecían de forma paralela y, lo más importante de todo, conformes al presupuesto con el que se contaba en cada momento.

Fruto de ese denodado esfuerzo, en el año 2005, el equipo de EBA, dirigido por Pablo Alonso, jugó y organizó la fase de ascenso a LEB 2 -lo que hoy es Adecco Plata-. Esta final a ocho, de la que solamente subían de categoría los dos mejores, comenzó con buen pie, ya que en la fase inicial vencimos al Aritosa Andújar del palentino Teo Aguirre, pero en semifinales se cruzó en nuestro camino el Vic de Martí Nualart y Sergi Coll, quien después pasaría a engrosar las filas del equipo palentino, y nos robó el sueño.

A pesar de esta decepción, el buen trabajo realizado en el apartado económico por la directiva colegial, y el apoyo de toda la ciudad -no hay que deseñarlo- nos permitió acceder a una de las plazas que quedaron libres en la categoría inmediatemente superior, y, por tanto, ascender, sí, en los despachos, pero gracias a la seriedad y el compromiso de los gestores del club.

Ese nuevo salto cualitativo tuvo que tener otro a nivel presupuestario, evidentemente, pero de nuevo se efectuó con cordura, sólo se gastó lo que se podía, ni un euro más y, en consecuencia, se hizo un equipo para pelear por la salvación. Ese año también se consiguió el objetivo y, al igual que en toda su trayectoria, la directiva siguió dando pasos para adelante, aumentó el presupuesto, en donde gran parte de 'culpa' hay que dársela al trabajo del gerente del equipo, Raúl Villagrá, confeccionó un equipo para meterse entre los equipos del play-off de ascenso y, tras cambiar de entrenador a mitad de temporada, Esteban Albert por Pablo Alonso, lo logró. Cayó a las primeras de cambio contra el Beirasar Rosalía de Edward Santana y Dreike Tyron Bouldin, pero cumplió con la misión.

Ahora nos plantamos en el año 2007/2008. El equipo ya está consolidado en la LEB 2 o Plata y se sientan las bases para intentar atacar el ascenso a LEB Oro. Se contrata a Quino Salvo como técnico y se traen a los mejores jugadores de la categoría, Santana, Bouldin, Maio, Floyd, Blackshear, Stanton.... Pero, por primera vez desde el año 2000, las cosas se tuercen, el equipo planificado para estar arriba, no carbura y se ve en la zona baja con peligro incluso de perder la categoría que tanto trabajo costó conseguir. A pesar de la situación crítica, el club mantuvo la calma, apostó por Nacho Lezkano, cortó a cuatro jugadores y en su lugar contrató a otros tantos, que a la postre nos darían gran parte de la permanencia, Sergio Alonso, Xavi Forcada, Sotirios Manolopoulos y Kim 'Kong' Adams.

Aprendiendo de los errores, y confiando en el buen hacer de Lezkano, la directiva le dio vía libre al técnico para que, dentro de las posibilidades económicas del equipo, confeccionara el plantel que más le gustara de cara a luchar por ascender. Tan bien lo hizo que no sólo se subió a Oro de forma directa si no que además se ganó la Copa LEB Plata.

Y ahora nos encontramos con el equipo en la Adecco Oro, que es a donde quería llegar. Esta es la quinta mejor liga del mundo, según la consideran los expertos en la materia, sólo por detrás de NBA, ACB, HEBA y Lega, sus presupuestos son elevadísimos y las exigencias también. Para permitir que Palencia disfrutara de uno de los mejores baloncestos del mundo, la directiva buscó sin descanso los ingresos necesarios y aunque no consiguió todo lo que esperaba, fue capaz de reunir las cantidades exigidas desde la FEB -210.000 euros- para poder salir a competir, llegando incluso a avalar con sus propiedades el gasto previsto, algo inimaginable en otros ámbitos como el fútbol. Finalizó la temporada en décimotercera posición y cerró el año sin deber ni un sólo euro a jugadores y acreedores, algo digno de mención.

Este año, el de la crisis más absoluta en el baloncesto español, ese presupuesto del 2009, que era el más bajo de la categoría, se ha visto reducido a la mitad y, por tanto, el gasto se ha visto todavía más restringido. Muchos dicen que para hacer el ridículo que se está haciendo, hubiera sido mejor bajar de nivel, yo soy de los que piensa que más vale ser cola de león que cabeza de ratón y que el tiempo volverá a dar la razón al trabajo de Gonzalo Ibáñez y su equipo. Tiempo al tiempo. Lo cierto es que gracias a ellos tenemos un equipo en una de las mejores ligas del mundo, algo inimaginable hace unos años, y que dentro del mundillo del baloncesto la reputación de Palencia es una de las mejores porque siempre ha cumplido con lo prometido y porque la seriedad ha marcado todas y cada una de sus acciones. ¿Por qué si no íbamos a poder haber disfrutado de jugadores de la talla de Óliver Arteaga, Nikola Mirotic o Carles Bravo? Esa ha sido la única razón

Como última reflexión, y después de haber hecho un repaso exhaustivo por la historia del Club Deportivo Maristas, creo que éste es el espejo en el que todos los clubes deberían mirarse, especialmente nuestro querido Club de Fútbol Palencia, que está atravesando por una situación bastante crítica. La cantera como base principal, nunca gastar por encima de sus posibilidades, que impere la seriedad y la cordura a la hora de formalizar los contratos de los jugadores -una temporada máximo-, y sobre todo trabajo, trabajo y más trabajo para lograr ingresos. Si los resultados acompañan, miel sobre hojuelas, que no es así, por lo menos tendremos palabra y prestigio, algo que hoy por hoy en el mundo del deporte profesional no está muy en boga.

Esperemos que con el tiempo, el reflejo sea muy parecido, por no decir similar.

P.D: dedicado a mi buen amigo Héctor :-D

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