martes, 7 de diciembre de 2010

La diatriba del Balón de Oro

Hoy, aprovechando que es fiesta nacional, me voy a permitir la licencia, contando con vuestra connivencia claro está, de salirme un poco de la tónica habitual y centrarme en un tema que ahora mismo están en boca de todos los enfermos del fútbol, entre los que me incluyo. Este no es otro que la elección del FIFA Balón de Oro 2010, nueva denominación resultante de la unión entre el trofeo con el que la revista gala France Football lleva distinguiendo al mejor jugador de cada año desde el 1956 -en el que le 'tocó' al inglés Stanley Matthews-, y el World Player creado por la federación internacional un poco más tarde, concretamente en el año 1991.

Aunque resulte obvio, igual alguno se pregunta el porqué de este 'desvío' en la temática. Pues este es simplemente que el fútbol español, de nuevo, rompe moldes y logra hollar una cumbre que pensábamos que estaba reservada sólo y exclusivamente para los mejores jugadores del mundo que no fueran oriundos de nuestro país. Como muestra un botón.

Creo que no descubro nada al decir que el bueno de Raúl González Blanco, que para muchos todavía sigue siendo -y lo será por muchos años- el '7' de España, se vio abocado durante los mejores años de su carrera al ostracismo en lo que a estas dos distinciones se refiere, a pesar de que muchos de los implicados en la elección sabían a ciencia cierta que se merecía alguna de ellas por delante de los finalmente ganadores, pero como no era guapo, ni espectacular en su juego, ni vendía y ni siquiera se quejaba.... vio desde el propio andén como se le pasaba el tren de entrar en los libros de la historia del fútbol, algo que, por cierto, posiblemente consiga al sobrepasar a Gerd 'Torpedo' Müller como el máximo goleador en la historia de la Copa de Europa.

Reivindicaciones a parte, y centrándome de lleno en el motivo de este artículo, el balompie patrio está de enhorabuena. Y es que por fin, los que se consideran a sí mismos como los más instruidos en esto del deporte rey, se han rendido a la evidencia proclamando candidatos al máximo galardón al que puede optar un futbolista, a Iniesta y Xavi, además de Leo Messi, quien a pesar de ser argentino, su espectacular desarrollo ha sido gracias, en una gran parte, a su estancia en la 'piel de toro'.

Desde mi punto de vista, estos tres hombres, con muchas señas de identidad conjuntas -sencillez y humildad por encima del resto-, y trayectorias más o menos similares -canteranos de La Masía-, son ahora mismo los tres jugadores más determinantes del momento -sumaría a Cristiano en cuarto lugar-. Por tanto, y sin que sirva de precedente estoy de acuerdo con la decisión.

Lo consiguiente y consecuente es explicaros quien es para mi el que más se lo merece y argumentar la decisión. A pesar de que a Iniesta siempre le recordaremos por el magnífico gol que anotó en la prórroga de la final del Mundial de Sudáfrica ante Holanda, sinónimo del culmen de la historia futbolística española, y de que Messi sigue dejándonos con la boca abierta cada partido que disputa, sea oficial, amistoso, internacional o el del trofeo de la galleta, me decanto por Don Xavi Hernández.

El de Terrassa es, en mi humilde opinión, el único jugador capaz de hacer mejores a sus compañeros sólo con estar presente en el terreno de juego. El Barça sufre demasiado cuando el faro de su estilo paradigmático no juega -hecho reconocido por el propio Guardiola-, y qué decir de la selección nacional, sin él sería imposible concebir el ya histórico 'tiqui-taca' -termino acuñado por el malogrado Andrés Montes- que tan buenos réditos nos ha dado en los últimos tiempos y que, aunque sabemos que es difícil, esperemos que nos los siga dando.

Está claro que en un deporte de equipo es hasta presuntuoso destacara a uno por encima del resto, pero en este caso queda sobradamente demostrado que los dos equipos en los que Xavi ha desarrollado su carrera no son lo mismo sin su visión de juego, su capacidad de interpretar el fútbol, que le permite ir un segundo por delante del resto, su casi infalibilidad en el pase y la inteligencia para saber qué ritmo meterle al partido en cada momento. Iniesta y Messi son menos cuando Xavi no está, y sólo por eso creo más que justo y, a mi modo de ver, hasta lógico, que sea este joven veterano -cumplirá 31 años el 25 de enero-, el que coja el testigo que Luis Suárez consiguió en el año 1960 y le acompañe en ese olimpo de los futbolistas, en el que hasta el momento es el único español.

Esperemos que los lobbys que rigen los designios de la FIFA no hagan de las suyas de nuevo -con lo de la elección de los mundiales 2018 y 2022 ya fue más que suficiente- y dejen que triunfe de verdad el 'leit-motiv' del fútbol: sus jugadores.

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