jueves, 7 de octubre de 2010

Competiciones, ¿serias?

En plena polémica sobre la excesiva carga de partidos que los futbolistas profesionales deben afrontar cada temporada, especialmente los internacionales, si no que se lo digan a Vicente del Bosque que lo ha sufrido en sus propias carnes con los casos de Xavi Hernández, Pedrito o Fernando Torres -Javi Martínez fue un choque fortuito-, me asalta una duda de la que os quiero hacer partícipes.

Creo que coincidiréis en que está meridianamente claro que los jugadores no son máquinas y que, en consecuencia, también necesitan unos períodos de reposo o asueto como todo hijo de vecino. Bien. De igual modo es cierto que existen profesiones cuya exigencia física es mucho mayor y otras, más livianas en lo físico, pero en las que el maldito 'estrés' hace acto de presencia y causa prácticamente los mismos resultados y nadie se queja. También. E incluso habrá algunos que pongan el grito en el cielo y digan que si ellos cobraran las millonadas que los CR7, Messi y compañía por dar patadas a un balón no se quejarían tanto. Vale.

Pero, y esta es mi duda, ¿¿son ellos los que tienen la culpa??

Desde mi punto de vista, coincidiendo plenamente con la opinión que expresó ayer Tomás Guasch en el 'Partido de las 12' de la Cadena COPE, la omnipresente y omnipotente FIFA es la que vicia de forma interesada el mal llamado 'deporte rey' al hacer primar el negocio desde hace ya varios años. Es decir, que se mueve única y exclusivamente por los réditos y pingües beneficios que los protagonistas de este 'espectáculo deportivo' que es el fútbol pueden reportarle. Si los futbolistas no aguantan el ritmo de partidos y torneos de la 'galleta' -nada que ver con el que se realiza en Aguilar de Campoo, ni mucho menos- inventados para sacar dinero y se rompen, no pasa nada, hay millones de recambios por todo el mundo. Que los que dicen basta ya son las megaestrellas del momento, por las que las selecciones pagan cantidades desorbitadas para poder medir fuerzas -mercantilismo puro y duro-, no hay problema, ya tocaremos las teclas necesarias en los medios de comunicación para hacer surgir un nuevo icono, una nueva imagen en la que todos los niños se fijen. Simplemente demencial.

Lo más deleznable de este asunto es que esta deriva también se está extrapolando a niveles mucho menores, a federaciones locales como puede ser la de Castilla y León, que es donde quería llegar. Resulta que al 'bueno' de Marcelino Maté, íntimo -e incluso según algunos 'delfín- del que posiblemente sea uno de los mayores mafiosos de este país, Ángel María Villar, se le ocurrió crear una nueva competición, la Copa de Castilla y León.

En principio todo perfecto, un torneo en el que todos los equipos profesionales o semiprofesionales de nuestra vasta región medirían fuerzas y dejarían en caja más o menos 'cash' para las casi siempre maltrechas arcas de los clubes. El problema viene cuando en lugar de prever 'todos' los enfrentamientos en pretemporada, algo que sería perfecto ya que permitiría a todos los clubes ir cogiendo la forma de cara a sus respectivos campeonatos, el sistema de competición ideado mete la fase decisiva en plena liga. Tal fue el caso que le sucedió al CF Palencia en la jornada de ayer, viéndose obligado a jugar contra la UD Salamanca, cuando el domingo tiene un partido clave en su lucha por mantenerse en los puestos de cabeza contra el Deportivo Alavés.

Quizás para el Real Valladolid, Numancia y la propia Unión no les suponga ningún problema ya que cuentan con plantillas de 25 jugadores e incluso con equipos filiales de entidad, pero no es así en el caso de los morados, que por culpa de la grave situación económica que atraviesan se han visto obligados a acortar sus efectivos para todo el año a sólo 19. Consecuencia, más acumulación de minutos de los debidos a varios de los titulares, riesgo de lesiones innecesarias e incluso, tal y como se comentaba ayer, la posibilidad -que no he podido confirmar- de que la expulsión a Pepe Saavedra compute para el Campeonato Nacional de Liga, vamos que se tenga que quedar un partido sin jugar por este engendro del que, por cierto, todavía no se ha jugado la final de su primera edición, celebrada el año pasado. ¿Será porque enfrentaba a los dos equipos, a priori, más potentes en todos los aspectos -Salamanca y Valladolid-?

En definitiva, desde aquí me gustaría pedir cordura y coherencia a los directivos de las diferentes federaciones regionales, nacionales e internacionales para que apostaran por el deporte y pensaran un poco más en los que lo practican y lo hacen grande, porque no hay que olvidar que sin los jugadores, el fútbol no sería nada y, en consecuencia, sus carteras no estarían tan llenas como lo están ahora, incluso en período de crisis.

1 comentario:

  1. Como dirían unos que yo me sé, lo de la Copa Castilla y León es una verdadera "bacalá." No sé como a la Federación no se la cayó la cara de vergüenza cuando el año pasado fueron incapaces de acabar la competición.

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